En "Marinero" encontramos nuevos horizontes musicales para Florencia; la introducción a cargo de timbres eléctricos y un teclado saturado dan paso a la voz que canta casi a capella, sostenida únicamente sobre el ritmo de los tambores. El groove del bajo eléctrico y las cuerdas del melotrón desembocan en un emotivo coro, al que le siguen arreglos de trompetas, sintetizadores y voces.